«Se recomienda que implementen la orden de suspender la educación de las mujeres hasta nuevo aviso», indica una carta firmada por el ministro de Enseñanza Superior, Neda Mohammad Nadeem, enviada a todas las universidades públicas y privadas.
Desde el año pasado, las universidades se han visto obligadas a aplicar nuevas normas, incluida la segregación por sexo en aulas y entradas a los centros. Las estudiantes, además, ya solo podían tener como profesores a mujeres u hombres mayores.Por ende, a la mayoría de las adolescentes de todo el país se les ha prohibido el acceso a la educación secundaria, lo que ha limitado seriamente sus posibilidades de acceder a la universidad.
A su vuelta al poder en agosto de 2021, el grupo fundamentalista prometió mostrarse más flexible, pero en este año han evidenciado que prevalece la interpretación ultra-rigorista del islam de su primera etapa (1996-2001).
Las mujeres están siendo progresivamente apartadas de la vida pública. Las funcionarias también han sido excluidas de la mayor parte de empleos públicos o pagadas una miseria por quedarse en casa.
Las mujeres no tienen derecho a viajar sin estar acompañadas de un familiar masculino y deben cubrirse con un burqa o un hiyab cuando salen de casa. En noviembre, los talibanes también les prohibieron el acceso a parques, jardines, salas de deporte y baños públicos.
“Las nuevas restricciones extendidas a la educación de las mujeres en Afganistán son trágicas», denunció el exministro de Finanzas del antiguo gobierno afgano, Omar Zakhilwal. «Esta prohibición no tiene ningún fundamento religioso, cultural o logístico. Se trata no solamente de una grave violación de los derechos de las mujeres a la educación, ¡sino también de una profunda anomalía para nuestro país!», concluyó.
La comunidad internacional supeditó el reconocimiento del régimen talibán, y la ayuda humanitaria y financiera, absolutamente necesarias para Afganistán, al respeto de los derechos humanos por parte de los talibanes, en particular el derecho de las mujeres a la educación y el trabajo.
José Cárdenas